La Fibra de Alpaca en un Producto con Calidad de Exportación

Hace ya cerca de seis años que la Alpaca y la Vicuña fueron declarados productos banderas del Perú. Sin embargo, se mantiene una situación aparentemente contradictoria en este importante subsector productivo.
Por un lado, instituciones del Estado, como PromPerú y el Ministerio de Comercio y Turismo, promueven en diferentes eventos nacionales e internacionales las bondades de excelencia de la fibra de estas especies nativa de los andes peruanos; y, por otro lado, se ha desactivado el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos – CONACS, que tenia que ver con el aporte del Estado para mejorar la crianza y atender la necesidades sanitarias y de asistencia técnica de los miles de criadores, en su mayoría pequeños (aproximadamente 95%), con un promedio de 100 animales y generalmente, con economías de subsistencia.

Salta a la Vista un desequilibrio en el rol promotor del Estado. Se necesita trabajar muy fuerte en el eslabón mas débil de la cadena, que es la producción animal, que se da en condiciones muy difíciles de aislamiento, con carencia de servicios básicos y con climas y altitudes muy severas. A ello se suman los graves efectos que pueden tener el débil ecosistema altoandino, el cambio climático, con sequías – producto de la escasez de los deshielos en la mayoría de los nevados – o con exceso de lluvias fuera de temporada que provocan mortalidad, especialmente en las crías.
Vista así la situación sectorial, es imprescindible restituir la presencia del Estado en el sector, con una institución altamente especializada, no burocrática, y con autonomía técnica para planificar y orientar el desarrollo sectorial en estrecha relación y coordinación con las organizaciones del sector privado.
Un aspecto altamente positivo para la alpaca peruana fue la aprobación, por INDECOPI, en el 2004, de las Normas Técnicas Peruanas de la Fibra de Alpaca de Vellón. Esto constituye un verdadero hito para el desarrollo sectorial, pus ha permitido la selección de los vellones en cuatro categorías: extra fina, fina, semifina y gruesa. A partir de ello se viene pagando precios diferenciados por los vellones de alpaca en base a su calidad. Antes se pagaba un solo precio en el mercado.
Ello esta incentivando a los criadores a realizar trabajos de mejoramiento genético, asistidos por organizaciones privadas o regionales. Al mismo tiempo los productores se vienen organizando en centros de acopio para la venta conjunta de su producción por categorías. Este es un proceso largo que requiere de mucha motivación e información que permita que los miles de criadores de las diferentes regiones del país se beneficien con esta estrategia, orientada a lograr calidad continua en la cosecha y en el manejo de la fibra de alpaca en vellón, con la asistencia que todo producto de bandera requiere.

Eliseo de los Rios Perea
Gerente del Instituto Peruano de la Alpaca y Camélidos.
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